¿Cómo es el proceso de toma de decisiones? Infórmate aquí

Índice
  1. ¿Qué es el proceso de toma de decisiones?
  2. Etapas del proceso de toma de decisiones
  3. Tipos de decisiones
    1. Decisiones programadas
    2. Decisiones espontáneas

A cada paso, desde las cosas más pequeñas de la vida hasta los grandes momentos, todo lo que hacemos se ve atravesado por nuestras decisiones. Si bien el contexto que cada uno tiene alrededor influye bastante en las distintas situaciones de nuestra vida, lo cierto es que las acciones que emprendemos, llevadas de la mano por nuestros pensamientos, son la base de nuestros éxitos y fracasos. ¿Cómo se gestiona el proceso de toma de decisiones? ¿En qué consiste desde un punto de vista técnico? Te lo explicamos todo aquí.

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Sin más vueltas, en el próximo apartado hablamos concretamente del proceso de toma de decisiones y todas sus implicancias. Obtendrás la explicación detallada y profunda que has venido a buscar.

¿Qué es el proceso de toma de decisiones?

Seguramente, a nivel intuitivo cualquiera podría dar una definición más o menos precisa de estos términos. Sin embargo, podemos definir de forma más técnica el “proceso de toma de decisiones” como la acción que lleva a un individuo o a un grupo de individuos a utilizar su capacidad de razonamiento y de pensamiento para escoger una propuesta de solución delante de un determinado problema.

Esto es, si en un contexto dado se presenta una situación a resolver, los sujetos tienen que dar respuesta al planteo proponiendo soluciones que se cristalizan en ciertas decisiones. Es importante tener en cuenta que en el proceso de toma de decisiones resulta crucial la elección de una vía a seguir; por lo tanto, en un estado anterior se tienen que revisar opciones de acción.

Si las mismas no están disponibles, no habrá decisión alguna. Para optar por una acción o decisión –más allá de su naturaleza- es imperativo conocer, entender y reflexionar sobre un problema determinado para, de esta forma, poder buscarle una solución eficaz. En la mayor parte de los casos, el proceso de toma de decisiones se encuentra prácticamente automatizado y es muy veloz. Una gran cantidad de cosas –si no todo lo que hacemos- en el día a día, están mediadas por nuestras decisiones.

A menudo, y sin darnos cuenta, damos solución a una amplia variedad de situaciones: hacer las compras del supermercado cuando la heladera está vacía, decidir no ver televisión para terminar un informe del trabajo, etc. Sin embargo, en otras ocasiones tomar decisiones no es tan sencillo, pues involucra varias personas o incluso, a una organización. Este es el caso de las acciones que se emprenden en el marco de una empresa, por ejemplo.

Cuando el proceso de toma de decisiones se enmarca en el mundo laboral o social, puede tener repercusiones amplísimas. Por eso es fundamental conocer bien los pasos que se llevan a cabo, para poder tomar decisiones acertadas y de esta manera asegurar el buen rumbo de una carrera profesional, un negocio o incluso el bienestar de todo un país.

En este sentido, en el siguiente apartado te proponemos conocer las fases básicas que integran el proceso de toma de decisiones entendido como un fenómeno que se da, mayormente, al interior de una empresa o industria.

Etapas del proceso de toma de decisiones

Como en cualquier proceso, aquí juegan un rol fundamental una serie de pasos que deben llevarse a cabo de manera ordenada para poder alcanzar una meta específica. En el presente apartado te mostramos los componentes esenciales del proceso de toma de decisiones para que sepas de qué forma se aplica.

  1. Delimitación del problema: aquí tienes que definir sobre qué situación o problemática tienes que decidir. ¿A quién le corresponde tomar la decisión y por qué motivos? ¿A qué objetivos pretendes llegar con la misma? ¿De qué forma puedes explicar la situación en concreto? La delimitación del problema es fundamental para aclarar y organizar las ideas. Más aún se hace necesaria una puesta en común cuando en la toma de la decisión hay varios sujetos involucrados.
  2. Hallar datos que resulten relevantes: para tomar buenas decisiones, resulta esencial estar bien informados. Dependiendo de tu ámbito de actuación, deberás tener en cuenta datos provenientes del mercado, indicadores externos e internos, el contexto, opiniones del personal, recomendaciones de profesionales del área, manuales de buenas prácticas, protocolos fijos, etc. Tienes que encontrar las fuentes necesarias para realizar un análisis veraz.
  3. Establecer criterios para decidir: ciertamente, un mismo problema puede resolverse con distintas herramientas y ser analizado bajo diversos puntos de vista. Cada uno evalúa las alternativas de acuerdo a aquellos criterios a los cuales dé prioridad. Por ejemplo, si tienes que decidir si abrir un negocio de cerveza artesanal o no, para ti puede ser más importante el hecho de producir esa bebida como un desafío pero para tu socio quizá pese más el criterio de la posible rentabilidad. Detectar aquellos criterios bajo los que tomarás las decisiones, facilitará todo el proceso.
  4. Detectar opciones: el proceso de toma de decisiones también prevé diversos cursos de acción, es decir, alternativas distintas para dar respuesta a las situaciones que se puedan presentar. Para detectar estas opciones, tienes que mirar el escenario desde diferentes ángulos y comprobar si no existen propuestas de solución ya desarrolladas para el planteo que te ocupa. Aquí es muy importante ser creativo para hallar vías optativas.
  5. Reflexionar sobre los posibles resultados: cada uno de los senderos que elijas transitar, te llevará hasta un lugar diferente. Es decir que cada opción implica un resultado. Si te decides por X, obtendrás tales efectos; si eliges Y, obtendrás otros. En este punto tienes que considerar aspectos no solo cuantitativos (posibles ganancias, coste, etc.) sino también cualitativos como calidad o grado de satisfacción.
  6. Escoger una de las opciones: sin duda alguna, nos encontramos en el paso más difícil, porque aquí tienes que elegir uno de los posibles caminos de solución y descartar el resto. Tienes que poner en la balanza lo que has reflexionado y usar los criterios escogidos para medir el problema. Si comparas alternativas diferentes, verás que una de ellas da mejor respuesta a aquellos criterios que has seleccionado previamente. Por ejemplo, si tu criterio para abrir un nuevo local comercial es la ubicación, y tu opción A era un shopping y la opción B una calle peatonal ¿cuál de estas dos alternativas crees que te brinda una mejor localización para tu negocio?
  7. Implementar la alternativa escogida: ha llegado el momento de pasar a la acción. Una vez que has transitado por todo el proceso de toma de decisiones, estás preparado para hacer realidad la idea. Te sorprendería conocer la cantidad de planes fantásticos que quedan en nada por no poder arribar a este punto. ¡Más vale pájaro en mano que cien volando!
  8. Revisar los efectos obtenidos: nadie puede dudar de que toda decisión, buena o mala, aporta un aprendizaje. A través de los efectos que hayan derivado de tu decisión, podrás saber si diste en el clavo o si te equivocaste; y en este último caso, siempre es posible corregir el rumbo y tomar, más adelante, una decisión más acertada.

Como puedes ver, el proceso de toma de decisiones es bastante complejo y contiene una serie de pasos bastante amplia. No obstante, es preciso ser paciente y no saltarse ninguna de ellas, como así tampoco alterar su orden. Solo de esta forma podrás garantizar el éxito o, al menos, una toma de decisión consciente y no repentina. El listado que hemos dado no es el único que existe, pero ha sido elaborado y probado por muchos expertos a lo largo del tiempo.

Tipos de decisiones

Para complementar lo expuesto sobre el proceso de toma de decisiones (definición, importancia y fases características) creemos necesario explicar someramente la clasificación de las decisiones que se toma en cuenta actualmente en cualquier ámbito de la vida. Veamos:

Decisiones programadas

Tal como su nombre lo indica, ya están previamente pensadas y establecidas. Como se toman de manera frecuente, han sido incluidas en protocolos y estándares oficiales, para ahorrar tiempo y evitar conflictos de intereses. Se presentan muy a menudo en distintos ámbitos del accionar humano y por ello ya han sido estructuradas. También es importante aclarar que se basan en experiencias previas. Un caso simple, por ejemplo, es la escala salarial que se toma en cuenta para los operarios de una fábrica en X rubro.

Decisiones espontáneas

También llamadas “no programadas”, son aquellas que se abordan para solucionar problemas poco frecuentes o dar respuesta a situaciones extraordinarias. No han sido establecidas por ningún protocolo y tienden a corregir el rumbo cuando existen desviaciones. Puede tratarse de un inconveniente muy serio que requiera un estudio pormenorizado, o bien, un problema que no se presenta muy seguido y por el cual no ha valido la pena la elaboración de una política concreta. En estos casos, la acción se implementa sobre la marcha.

De manera general, podemos decir que las decisiones programadas contribuyen a ahorrar mucho tiempo en el proceso de toma de decisiones, pues no hace falta pensar en situaciones similares y frecuentes una y otra vez; simplemente, se actúa de acuerdo al protocolo establecido.

Por su parte, las decisiones espontáneas o “decisiones no estructuradas” brindan a una empresa u organización la suficiente flexibilidad como para poder dar respuesta a situaciones extraordinarias que no han sido previstas en el plan de la entidad a largo plazo. Además, permiten aprovechar oportunidades que se presentan en un contexto dado mediante la ejecución de acciones inmediatas (por ejemplo, una empresa puede aprovechar un panorama económico dado en X mes del año para hacer ciertos negocios).

Tal como habrás podido apreciar, cada tipo de decisión tiene sus beneficios y su costado menos ventajoso, por así decirlo. En realidad, todos nosotros hacemos una mezcla de decisiones programadas y espontáneas durante el día, y en todos los ámbitos de nuestra vida.

Pues bien, después de este post ya conoces a fondo lo que significa el proceso de toma de decisiones no solo para una empresa, sino también para la vida. Te animamos a aplicar el esquema de etapas en otros ámbitos de actuación que no sea el económico, para poder convertirte en una persona más eficiente y realizada.

Y tú ¿tienes alguna recomendación o consejo que quieras compartir acerca de este proceso? ¿Conoces otra forma de llevarlo a cabo que creas pertinente? Estamos abiertos a tus sugerencias y comentarios. ¡No dejes de darnos tu opinión! Nos interesa poder escuchar la voz de todos nuestros lectores y seguidores.

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